da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”. Aquí debemos recordar dos cosas. Primero, aunque los deseos pueden ser buenos, mientras que otros siempre son malos, los buenos deseos pueden corromperse si surgen de un corazón egoísta. En otras palabras, la condición de nuestro corazón determina la condición de nuestros deseos. Segundo, aun si somos creyentes, los buenos deseos pueden transformarse en dioses falsos a medida que les exigimos cosas, centrando nuestras vidas a
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